viernes, 27 de febrero de 2015

La gran mascarada - Jean-François Revel

Grandísimo ensayo sobre la supervivencia de la utopía socialista, ésa que tras la caída del Muro parecía fenecer pero que tiempo después se recobra, ya que 'el debate se arranca del terreno de las realidades para llevarlo al firmamento de las intenciones en que ningún ideólogo se equivoca jamás'. Una vez liberados de la inoportuna realidad, desaparecido el sistema soviético, tratan de 'volver a sacralizar sin reservas un socialismo que había vuelto a su condición primitiva: la utopía. El socialismo encarnado daba pie a la crítica. Pero la utopía, por definición, es imposible de objetar'. 'El criterio para evaluar a los defensores de un modelo ideal no son sus actos sino sus intenciones.

'La izquierda no se equivoca jamás o, al menos, sólo se equivoca en relación consigo misma, en su propio seno, de un modo que sólo es digno de ser discutido entro los pares que la componen'. Reseñable es que muchos de los fenómenos de escasa crítica a los regímenes comunistas se da en el mundo occidental, no en los países que sufrieron el totalitarismo comunista. 

'Lo que marca el fracaso del comunismo no es la caída del Muro de Berlín, en 1989, sino su construcción, en 1961. Era la prueba de que el socialismo real había alcanzado un punto de descomposición tal que se veía obligado a encerrar a los que querían salir para impedirles huir'.

'¿Cuál es el secreto de esa fobia del liberalismo que ateneza a casi toda Europa? El secreto es que Europa atribuye a un exceso de liberalismo los males que, en realidad, derivan de su exceso de regulación, de superfiscalidad, de redistribución, de protección sectorial y de intervención estatal'. 'La deliciosa paradoja del antiliberalismo es que la izquierda ha salido utilizarlo para empujar a la derecha a suicidarse renegando de sus convicciones, a pesar de que cuando ella estaba en el poder se alejó poco a poco del socialismo para adoptar subrepticia e insensiblemente la economía de mercado'. 

'El comunismo promete la abundancia y engendra la miseria, promete la libertad  e impone la servidumbre, promete la igualdad y desemboca en la menos igualitaria de las sociedades, con la nomenklatura, clase privilegiada hasta un nivel desconocido incluso en la sociedades feudales. Promete el respeto a la vida humana y procede a ejecuciones en masa; el acceso de todos a la cultura y engendra un embrutecimiento generalizado; el hombre nuevo y fosiliza al hombre. Pero durante mucho tiempo, muchos creyentes aceptaron esa contradicción porque la utopía se sitúa siempre en el futuro. La trampa intelectual de un a ideología mediatizada por la utopía es, pues, mucho más difícil de desmontar que la de la ideología directa porque, en el pensamiento utópico, los hechos que se producen realmente no prueban jamás, a los ojos de los creyentes, que la ideología sea falsa'.

'Al nazismo se le ve venir desde lo lejos. El comunismo esconde su naturaleza tras su utopía. Permite sacar el apetito de dominación o de servidumbre so capa de generosidad y amor a la libertad; la desigualdad so capa de igualitarismo, las mentiras, so capa de sinceridad. El totalitarismo más eficaz, y por ello el único presentable, el más duradero, no fue el que realizó el Mal en nombre del Mal, sino el que realizó el Mal en nombre del Bien'.

'Es en los orígenes más auténticos del pensamiento socialista, en sus más antiguos doctrinarios, donde se encuentran las justificaciones del genocidio, de la depuración étnica y del Estado totalitario, que se blanden como armas legítimas indispensables para el éxito de la revolución y la preservación de sus resultados'. 'Engels pedía en 1849 el exterminio de los húngaros que se habían levantado contra Austria. Aconseja además que se hiciera desaparecer a los serbios y otros pueblos eslavos, a los vascos, bretones y escoceses'.

'El enemigo del comunismo no es el fascismo. Es la democracia'.

'¿Qué es mejor? ¿Adoptar una economía que no marcha siempre, como la economía liberal, o una economía que no marcha nunca como la economía socialista?'

'Jean Daniel escribe: "un joven que va hacia el comunismo al menos le impulsa un deseo de comunión. Un fascista sólo estás fascinado por la dominación. Lo que constituye una diferencia esencial". ¿Quién puede seguir tomando en serie este estribillo: el asesinato masivo santificado por las intenciones? ¿Existe un verdugo más repugnante que el que pretende matar a las víctimas por comunión con ellas? Si las atrocidades de los regímenes comunistas, pasados y presentes, no repercuten sobre la pureza inmarcesible del ideal, ¿por qué la izquierda, incluso la no comunista, pone tanto ardor en negar, minimizar, olvidar o silencias estas atrocidades? Lo hace porque siente que la omnipresente criminalidad del comunismo y su capacidad de destruir la economía y la cultura cuestionan el corazón mismo del socialismo?'

'¿Por qué prodigio una doctrina intrínsecamente buena se ha encarnado, siempre y en todas partes, invariablemente en su propia desviación?'

'Dado que, según parece, para la izquierda el dossier del comunismo no ha probado su incompatibilidad con la democracia hay que dejar de reprocharle su pasado debido a su importante papel en las luchas futuras. Reconocemos en ello una vieja estafa: el marxismo sólo puede ser juzgado por sus promesas, no por cómo las cumple'.

'En el terreno de las ideas hay un núcleo central común al fascismo, al nazismo y al comunismo: el odio al liberalismo'.

'El arte de pensar socialista consiste en percibir en la realidad lo contrario de lo que se desprende de los hechos más masivos y más evidentes. De este modo, se nos machaca que, a pesar de todos sus defectos, el comunismo ha logrado, al menos, que progresen los derechos de la clase obrera. Lo que equivale a descartar el siguiente hecho: que los principales derechos de los trabajadores, de asociación, de coalición, de huelga, de sindicación..., se introdujeron entre 1850 y 1914 en y por las sociedades liberales. Esos mismo derechos fueron todos suprimidos en y por los países socialistas. Sin excepción. La huelga prohibida en todos todos. En lo que a los sindicatos respecta, se han convertido en el sindicato único, no el instrumento de los trabajadores que se unen para defender sus intereses, sino del Estado, que se otorga un monopolio para alistar, vigilar y controlar a la clase obrera'. 'Sin salirse de la estricta constatación histórica, se puede definir el socialismo como el régimen que ha aniquilado todos los derechos de los trabajadores'. 

'Hay que resolver la cuestión de la vocación democrática o antidemocrática del comunismo no en función de lo que dice el comunismo de oposición sino de lo que hace el comunismo de gobierno. Y una vez más, la evidencia masiva e indiscutible es que todo partido comunista que ha tomado el poder, o lo que sea, ha comenzado por aniquilar todas las libertades. La dimensión presuntamente democrática del comunismo pertenece, pues, a la historia de las sensibilidades, en ciertos países capitalistas, no a la historia de los regímenes comunistas reales.'

'Los partidos socialistas, en los regímenes de libertad, son democráticos en la misma medida en que son menos socialistas'. 

'La larga tradición, escalonada a lo largo de dos milenios y medio, de las obras de los utópicos, asombrosamente parecidos, hasta en sus más mínimos detalles, en sus prescripciones con vistas a crear la Ciudad ideal, atestigua una verdad: la tentación totalitaria, bajo la máscara del demonio del Bien, es una constante del espíritu humano. Siempre ha estado y siempre estará en conflicto con la aspiración de libertad'.

Título: La gran mascarada
Autor: Jean-François Revel
Editorial: Taurus http://www.editorialtaurus.com/es/libro/la-gran-mascarada/
Género: Ensayo
Valoración: Muy buena

No hay comentarios:

Publicar un comentario